Autor: Melanie Argueta y Carlos Cruz – Proyecto Corredor Rioeste

La nutrición es esencial para mantener una vida saludable y asegurar el crecimiento y desarrollo adecuado del cuerpo humano. Los hábitos alimenticios -que están relacionados con varios factores como las costumbres, la educación, la tradición, la disponibilidad, el consumo y la región- juegan un papel importante en este aspecto. Además, estos hábitos se aprenden en la familia y tienen una fuerte influencia en la dieta diaria de las familias, que también pueden ser influenciados por factores externos, como el estatus socioeconómico de la familia.

La influencia que tienen estos factores externos en la dieta diaria de las familias fue evidente cuando realizábamos visitas de monitoreo en campo, donde tuvimos la oportunidad de hablar con Don Mario Marín, presidente del COCODE de la comunidad de Las Delicias. Don Mario nos comentó que, con el pasar del tiempo, los cambios alimenticios en la Región Oriente de Guatemala han sido muy evidentes porque existían dificultades para trasladarse al centro del municipio y las familias comían directamente lo que producían en sus hogares o en parcelas aledañas: hierbas, frijol y tortilla. Nos mencionó que, básicamente, se consideraba esta una alimentación saludable en su tiempo.

Sin embargo, con el pasar del tiempo, don Mario se percató que aquello que se consideraba saludable, se basa en alimentos procesados y de fácil acceso económico y territorial, demostrando así que el basar la dieta únicamente en carbohidratos no es saludable. Al preguntarle a don Mario qué era entonces lo saludable, rápidamente giró su mirada a su huerto implementado, diciendo: esto es saludable.

Don Mario Marín ha tenido el reto de cambiar sus hábitos alimentarios de tal manera en influenciar en aprender a escoger, preparar y consumir hortalizas en su dieta diaria, y complementándolo a lo que en tiempos atrás se consumía: hierbas, frijoles y tortillas. Asegurando así un aporte nutricional para él y su familia.

Garantizar cambios alimentarios ayuda a mantener una buena alimentación de las familias de las comunidades de la Región de Nor-oriente, y este proceso va estrechamente relacionado con la disponibilidad y el aprendizaje de cultivar sus propios alimentos. El proyecto Corredor Rioeste ha puesto en marcha huertos hortícolas en la región, lo que ha permitido a los habitantes de la zona cultivar sus propias hortalizas. Esto ha tenido un impacto positivo en la calidad de vida de las personas de la región, ya que han podido incorporar más alimentos nutritivos en su dieta diaria.

La implementación de proyectos como Corredor Rioeste no solo ha facilitado aún más el acceso a estos alimentos, sino que ha favorecido la economía local en general.

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