Mónica de Pineda es una joven de 30 años, vecina de El Senegal, una comunidad ubicada en la parte baja de Río Hondo, donde vive con su esposo y sus tres hijos. En esta localidad el sol irradia abundantemente. Cada mañana, Mónica se enfrenta a dos grandes retos: preparar a sus hijos para ir a la escuela y brindar el mantenimiento necesario a su parcela agroforestal que está en el patio de su casa y que ha implementado junto al proyecto Corredor Rioeste. Su esposo Moisés, por su lado, se prepara para ir a hacer las primeras entregas de pan, ya que él trabaja como repartidor de una panadería local.
Para Mónica, generar ingresos para el hogar es fundamental y siempre ha buscado empleos temporales en cosechas de café y tomate. Esto fue fundamental cuando su hija se fracturó un brazo y tuvieron que realizarle una operación. Los gastos de la intervención supusieron un gran coste y esto puso en riesgo la alimentación de su familia.
Mientras Mónica lava los ingredientes para preparar un rico arroz con vegetales, nos cuenta más sobre su vida. Con una sonrisa en la cara, nos cuenta cómo el proyecto Corredor Rioeste les ha ayudado a garantizar el acceso a alimentos nutritivos para ella y su familia.
Mientras pica finamente los vegetales, Mónica recuerda lo vivido cuatro años atrás, cuando conoció al equipo de Corredor Rioeste. Ella y su familia habían intentado buscar apoyo en diferentes instituciones para darle uso al terreno que estaba en la parte trasera de su casa, pero nunca lograban conseguir la ayuda técnica para montar su parcela. Esto era una necesidad evidente y esencial para el buen desarrollo de sus hijos.
Monica mezcla con cuidado los vegetales con el arroz. Hoy, gracias al apoyo técnico que ha recibido durante el proyecto, tiene la garantía de estar cosechando en el terreno de su casa alimentos sanos, y nutritivos con los que puede alimentar a su familia. “Hoy podemos utilizar el dinero para adquirir otras cosas”, dice Mónica con mucha felicidad.
Mientras el resto de la casa se llena del rico aroma a chipilín y vegetales, Moisesito -su hijo de 4 años-, espera ansiosamente la comida que prepara su madre. Como cualquier niño a su edad, uno de sus momentos favoritos es esperar a que sus hermanos lleguen de la escuela para disfrutar todos juntos.
Con la satisfacción de haber terminado la receta, espera a que su arroz se enfríe un poco para servirlo. Como madre es muy importante que sus hijos coman bien, saludable, y sobre todo que disfruten cada alimento que ella les cocina.
“Hoy he preparado arroz para mis hijos, y lo he hecho satisfecha que todo lo que necesito para alimentarlos lo encuentro en mi casa.” nos cuenta Monica con una sonrisa en la cara. “Antes no podía hacerlo, nunca me imagine tener una parcela bien implementada dentro de mi casa y, sobre todo, que me diera la tranquilidad que en la medida de lo posible hay alimento en mi hogar”.